jueves, 1 de enero de 2009

El árbol aquel


No supo de aquel beso su tristeza,
ni mano que sanara su tronco herido,
tampoco fue sostén del tibio nido,
ni sombra al caminante que tropieza.

Sus hojas visten el descolorido
último tramo del incierto invierno,
y mañana quizá su tronco tierno
se consuma siendo leño encendido.

No importa cuán lejano ha visto el cielo,
como no importa al loco su locura,
ni como habrá perdido su cordura
regando con sus lágrimas el suelo.

*****

Un día más y el último rocío, habrá caído
y fundirse conmigo en cada surco de la tierra,
bendiciendo la lirica semilla que desagarra
ante el amor del cielo con su fruto nacido.


AUTOR

Lilian Elizabeth De Marco

2 comentarios:

Roberto Santanmaría dijo...

Dejando mi humilde huella despues de disfrutar de este bello espacio poético.

Mi admiración y respeto en un abrazo pleno de amistad.

Roberto

Lilian dijo...

Gracias querido amigo Roberto por visitar
el blog de mamá, en su nombre y el mío un abrazo enorme llenito de amistad y cariño
y siempre es bienvenido con su respetuosa y candida presencia

Paloma lo saluda agradecida siempre de saberlo cerca del corazón de esta familia Argentina

LILIAN...


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