errante de aquellas mariposas solitarias;
en la voz milenaria de la vieja calandria
surcando quietamente el azul cielo
de lágrimas robadas a las penas,
sueños rotos que duermen escritos
en la solemnidad de las arenas
amando el rostro enamorado de la luna
que se mece triunfal en la laguna
robandole a ese amor las madrugadas
porque he perdido lo poco que tenía de cordura.
Olvide si es verdad o es mentira que existo
o solo soy una mueca graciosa de mi propia locura.
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